Los padres/madres suponen que el equipo de salud somos los responsables absolutos del éxito del tratamiento integral de labio y/o paladar hendido de sus hijos e hijas y esto no es cierto del todo.
Los equipos de salud, aunque contamos con la base científica, con la experiencia, con las herramientas y los equipos más avanzados, no contamos con el apego seguro que nutre la relación padre/madre e hijos, ni con el tiempo que los padres/madres pueden dedicarle a ellos en su día a día.
El apego seguro es el vinculo afectivo entre los padres/madres y sus hijos en los primeros años de vida a través del cual se desarrolla confianza y seguridad ante la vida. Es el vínculo que protege al niño del estrés tóxico que le predispone al miedo, al pánico o a las explosiones de enojo y permite, aunque la experiencia sea dolorosa, mantener viva la esperanza de un mejor mañana.
Los padres/madres que actúan de manera segura, proyectarán en sus hijos la convicción total, de que todo lo que hacen, lo hacen por su bienestar.
Por eso, para que los padres desarrollen su propia seguridad necesitan:
1. Saber qué hacer: tome en cuenta las instrucciones y recomendaciones del equipo médico. Asegúrese de que tiene la información correcta. No la ignore, no invente, no improvise, no experimente; se trata de la vida de su hijo (a).
2. Saber cómo hacerlo: conocer de algo y ejecutar ese algo, no es lo mismo. Para ejecutar algo se requiere observación, práctica, constancia y finalmente, el desarrollo de una nueva habilidad.
3. Saber quién lo hará: por supuesto que los niños no lo harán solos, y si le preguntamos a ellos; tampoco querrán hacerlo. Los niños necesitan un modelo, alguien que les acompañe en el proceso diario, que les motive a seguir el tratamiento.
4. Saber cuándo y dónde hacerlo: Afortunadamente los niños muy pequeños tienen la capacidad de incorporar como algo natural a sus vidas los hábitos que desde pequeños les inculcamos. De modo que lo más conveniente para los niños es tener una rutina, un horario y una practica constante.
5. Saber las razones que tenemos para hacerlo: Son muchas las razones que los padres pueden tener para cuidar de sus hijos, pero la más importante de todas es el amor. Lo que hacemos por nuestros hijos, lo hacemos porque los amamos, y es esa la razón fundamental por la que estamos dispuestos a los sacrificios que sean necesarios para su mayor felicidad.
Lic. Manuel Osorio
Terapia Psicosocial Casa Azul A. C.
Terapeuta Familiar
Experto en pareja, Infancia y adolescencia
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